Entradas a la Cisterna Basílica

Construida en el año 532 d.C., la Cisterna Basílica es importante por su papel como importante depósito de agua durante el periodo bizantino. También subraya la importancia de Estambul como centro estratégico de poder político, económico e histórico desde la antigüedad.

Con sus vastas cámaras subterráneas sostenidas por 336 columnas de mármol y una capacidad para contener 80.000 metros cúbicos de agua, la Cisterna Basílica muestra el ingenio de los arquitectos, ingenieros y artesanos bizantinos. La reutilización de columnas y capiteles aún más antiguos le añade singularidad arquitectónica.

El interior tenuemente iluminado de la Cisterna Basílica, combinado con el agua estancada y el sonido del goteo, crea una atmósfera mística que transporta a los visitantes a la historia antigua. Esto amplifica su presencia secular y ofrece a los visitantes una experiencia verdaderamente única.

A pesar de los terremotos, las invasiones y otros innumerables desafíos a lo largo de varios siglos, la Cisterna Basílica no solo perduró, sino que siguió sirviendo como depósito de agua mucho después de la época bizantina. Su supervivencia y durabilidad son testimonio de la artesanía de sus constructores.

El juego de la luz ámbar dentro de la inmensa cisterna y la luz azul que ilumina el agua que hay debajo crea un escenario insólito e impresionante. Las singulares hileras de columnas, los reflejos de la caverna en el agua y las cabezas de Medusa ofrecen excelentes oportunidades fotográficas.