Ofertas exclusivas, acceso sin conexión y actualizaciones en tiempo real.
A millones de personas les encanta viajar con nosotros
Silvia
5/5
La representación también fue muy fácil de entender para nosotros como público germanoparlante, los efectos de iluminación fueron increíblemente geniales y vivos, y la interacción con el público fue magnífica. Ni siquiera los niños se asustaron
Es un espectáculo diferente, entretenido. Muy buena opción para 1 hora de entretenimiento. Fuimos con un niño de 4 años y no se movió de la silla ni un solo segundo. 100% recomendable.
No me esperaba una experiencia así. Mi estado de ánimo originalmente sombrío durante el día desapareció gracias a este espectáculo. Me dejó una experiencia. Nunca he visto nada igual, y si no me hubiera ido hoy de Praga, volvería a ir al espectáculo. Gracias por la experiencia y sin duda volveré cuando esté de nuevo en Praga.
Cuando terminó el espectáculo mi ÚNICO deseo fue querer más. Un teatro pequeño donde los actores están en contacto contigo. Bonitos efectos modernos, sentimientos y mucha diversión. Absolutamente recomendable para visitar.
Ofreció una experiencia refrescantemente íntima. Entrar en la pequeña sala de teatro era como entrar en un mundo diferente, un marcado contraste con la naturaleza impersonal de los grandes recintos. El espectáculo en sí era una cautivadora mezcla de actuación, danza e interacción con el público, que exigía un notable nivel de compromiso y energía por parte de los intérpretes. Fue realmente algo especial, un espectáculo único y envolvente. El único inconveniente fue el comportamiento desconsiderado de algunos miembros del público que se encontraban cerca, cuyas acciones perturbadoras, por desgracia, restaron diversión a otros que estaban totalmente inmersos en la representación. Fue una verdadera lástima que un espectáculo tan fantástico se viera empañado por su grosería.
Al entrar en el pequeño teatro de Praga para ver el espectáculo de teatro negro HILT, me sentí diferente al instante. Olvídese de los grandes auditorios; este espacio íntimo, con capacidad para apenas 50 personas, creó una conexión que nunca antes había experimentado. La representación fue cautivadora, por supuesto, pero estar tan cerca de la acción, ver cada movimiento y expresión de los actores, fue algo totalmente distinto.
No era sólo un espectáculo, era una experiencia. Los actores no sólo actuaban, sino que interactuaban, introduciéndonos en su mundo de luces y sombras. Podía sentir su energía, su dedicación. Era evidente cuánto se esforzaban, sabiendo que estaban conectando con cada uno de nosotros a nivel personal. No fue sólo un espectáculo; fue una conversación, un momento compartido, un recuerdo que conservaré de mi aventura en Praga.